No es casualidad la escena en donde Baturro (Enoc Leaño) decapita a un guajolote sobre la mesa de la cocina.
Más que la falta de recursos económicos, la pobreza más dolorosa es la que tiene que ver con no encontrar posibilidades para salir adelante, más que robando o consiguiendo dinero a la mala, señaló Gael García, sobre el contexto en el que viven “El cagalera”, “El moloteco” y “Sugheili” en la cinta Chicuarotes.
Ambientada en la época contemporánea, la historia original de Augusto Mendoza, retrata la manera en la que jóvenes, de entre 16 y 20 años, enfrentan la vida sin un trabajo formal, entre la violencia de su comunidad, los maltratos familiares y su necesidad de huir de ese ambiente.
En entrevista, Gael García Bernal expuso que en este su segundo largometraje como director, quiso mostrar esa miseria que no tiene que ver tanto con la falta de recursos, sino con “la pobreza de espíritu, esa que no te permite ver hacia adelante”.
“Los chavos de Chicuarotes parten de narrativas que ellos heredaron. Por la falta de amor, por ejemplo, no tienen la creatividad de elaborar una narrativa propia, de libertad y de otras posibilidades, y heredan la narrativa única de hay que salir, de hay que escapar de ese lugar”, explicó el realizador.
En la trama, “El cagalera” (Benny Emmanuel) en complicidad con su mejor amigo “El moloteco” (Gabriel Carbajal) harán hasta lo imposible con tal de conseguir el dinero suficiente para comprar una plaza de un sindicato y poder vivir sin trabajar.
En Chicuarotes, producida por Diego Luna y Thomas Benski, cuyo estreno mundial tuvo lugar en el Festival de Cine de Cannes 2019, también participa la actriz Dolores Heredia, quien da vida a “Tonchi”, una mujer capaz de soportar los maltratos de su marido alcohólico a cambio del sustento para sus tres hijos.
Vía: Excélsior