La enemistad que existió entre Naomi Campbell y Tyra Banks fue en su momento una de las más mediáticas del mundo de la moda debido al desagrado que la segunda habría despertado en la diosa de ébano, que trató por todos los medios de vetarla en los grandes desfiles e, incluso, habría conseguido que la expulsaran de la prestigiosa agencia Elite.
Su postura
Aunque ellas trataron de acallar esos rumores y Naomi acudió incluso al programa de entrevistas de Tyra para ‘aclarar’ las mentiras que se habían contado sobre ellas y cualquier malentendido que hubiera podido surgir entre ambas, la historia nunca terminó de olvidarse.
Ahora, Tyra Banks quiso echar la vista atrás para analizar aquella época y el impacto que tuvo en ella la reacción de Naomi al despegue de su carrera para aclarar que jamás consideró siquiera que estuvieran al mismo nivel.
«No existía una rivalidad, y siempre he tratado de utilizar con mucho cuidado esa palabra porque, en mi opinión, una rivalidad solo puede existir entre dos iguales, y (en nuestro caso) una de las dos estaba en una posición dominante. Ella era una supermodelo y yo era solo la chica nueva que acababa de bajarse del avión, y que trataba de aprender todo lo que podía de moda en revistas y libros», reconoció en una nueva entrevista a la publicación The Wall Street Journal.
¿Justificación?
A la antigua modelo reconvertida en empresaria y personalidad televisiva no le cabe duda de que si su ídolo y compañera de profesión actuó de la manera en que lo hizo -y no trata de fingir que no se portó de forma terrible con ella en ocasiones- lo hizo solo por la presión a la que vivía sometida como una de las pocas modelos de color que había conseguido el reconocimiento de la industria.
«Esos primeros días en París resultaron muy dolorosos. No importaba que me estuvieran contratando para todos los desfiles, lo que nadie sabía es que me iba a casa llorando cada noche porque parecía que a una mujer a la que admiraba profundamente le molestaba que estuviera allí, y estaba haciendo todo lo que podía para asegurarse de que yo desapareciera. Y, como la joven que era, no lograba entender por qué. ¿Por qué me hacía algo así? ¡Me parecía cruel! Era terrible. Ahora, como adulta, comprendo que ella solo estaba reaccionando a una profesión que solo creía en la representación testimonial. Cuando yo aparecí, todo el mundo decía: ‘¡Cuidado, Naomi! Hay una chica negra que quiere quitarte el puesto’. Porque solo había hueco para una de nosotras», lamentó.