LA VERDAD SOBRE EL VENENO DEL SAPO BUFO ALVARIUS Y LA MOLÉCULA DE DIOS
Por Darío Pescador
La principal molécula psicoactiva en el veneno del sapo Bufo alvarius se llama 5-MeO-DMT, y es muy parecida pero no igual a la molécula de DMT, llamada la molécula de dios
Las noticias sobre el conocido actor pornográfico español Nacho Vidal, implicado en la muerte de una persona por inhalar los vapores de cierto veneno de sapo han puesto en circulación de nuevo las drogas psicodélicas, las ceremonias chamánicas y su toxicidad. Por desgracia en los medios se habla de moléculas que no existen, como la bufantoína, y otras exageraciones. Esto es lo que tienes que saber:
La sustancia empleada en las ceremonias es el veneno de sapo de Sonora, también llamado el sapo de la verdad, o Bufo (de nombre científico Incilius alvarius). El sapo tiene en su cabeza y patas glándulas que segregan una toxina como mecanismo de defensa que es capaz de matar a un perro.
Para obtener el veneno del sapo basta con frotarlo contra un cristal o un espejo, la secreción de su piel impregna el vidrio y al secarse, se convierte en cristales que pueden rasparse. Estos cristales son los empleados en las ceremonias chamánicas esnifados o fumados.
El veneno del sapo Bufo alvarius contiene las moléculas psicotrópicas 5-MeO-DMT y bufotenina. Ambas son triptaminas, y están relacionadas con el neurotransmisor serotonina. Son similares pero no iguales a la molécula de DMT, una molécula presente como mensajero químico tanto en nuestro cerebro como en muchos plantas y animales, y que se consume como droga psicodélica. Esto ha llevado a llamar al DMT la molécula espiritual o la molécula de dios.
La bufotenina recibe su nombre precisamente por el sapo, pero sus efectos psicodélicos no están demasiado claros. También se encuentra en otras tres especies de ranas amazónicas y en algunas plantas y hongos, como la anadenanthera o yopo, cuyas semillas se han utilizado como ingrediente en preparados de rapé psicodélico por las culturas indígenas del Caribe, América Central y América del Sur desde la época precolombina.
La principal molécula psicotrópica del veneno de Bufo alvarius es 5-MeO-DMT, otra triptamina. Se sintetizó de forma artificial por primera vez en 1936. Se cree que su actividad psicoactiva se produce a través de los receptores de serotonina.
La molécula 5-MeO-DMT tiene un efecto modulador sobre las funciones de la red de modo por defecto, un circuito en el cerebro donde se localiza la identidad y el procesamiento de la realidad. Este circuito es precisamente el que se vuelve hiperactivo en la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático. Esto también ocurre con el DMT,
Con el veneno del sapo Bufo alvarius se puede llegar a alcanzar un estado mental denominado disolución o muerte del ego, algo que también ocurre con otras drogas psicodélicas como LSD, psilocibina (el principio activo de las setas mágicas). Se trata de una completa pérdida de la identidad personal causada por la inhibición de la red de modo por defecto. Esto que hace que se borren las barreras entre la percepción de la realidad externa y la percepción interna, lo que muchas personas describen como estar conectadas con el todo o con el universo.
¿Cómo es la experiencia? Esto relata el conocido autor Michael Pollan en su libro «Como cambiar tu mente«:
Este tipo de experiencia es sobrecogedora -no sólo el ego se disuelve, sino que todo se disuelve-, toda la materia se disuelve en pura energía, al menos según mi experiencia. Y eso fue terrorífico. Lo mejor del viaje fue que sólo duró 15-20 minutos. Cuando acabó tenía una sensación de gratitud como nunca antes. Gratitud no sólo por estar vivo, sino porque existe la vida. Que exista algo me pareció un regalo -porque podría no haber nada-.
La molécula 5-MeO-DMT del Bufo alvarius se está investigando como un posible tratamiento de los trastornos y afecciones mentales que afectan a la red de modo por defecto en el cerebro. Un estudio europeo de 2019 mostró que una sola inhalación del veneno del Bufo alvarius produjo un aumento de la satisfacción con la vida, y el alivio de la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático. En otro estudio se ha visto que 5-MeO-DMT favorece la neurogénesis, la formación de nuevas neuronas. También se está empleando en el tratamiento de adicciones.
Lamer el sapo no sirve, a pesar de lo que muestra Homer Simpson. Tanto la molécula de DMT como 5-MeO-DMT no se absorben al ingerirlas, ya que son descompuestas por una enzima llamada monoamina oxidasa en tubo digestivo. Solo tienen efecto si son esnifadas, fumadas o inyectadas. La excepción es la ayahuasca, que combina dos plantas: una contiene DMT y otra (una liana) un inhibidor de la monoamina oxidasa, permitiendo así que el DMT pueda pasar a la sangre.
La 5-MeO-DMT puede ser tóxica e incluso letal en dosis altas o, sobre todo, en combinación con otros compuestos. Al igual que el DMT, el LSD o la psilocibina, no debe combinarse con antidepresivos que actúan como inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), o mezclarlo con drogas como cocaína, MDMA, anfetaminas o incluso el medicamento dextrometorfano, empleado para calmar la tos. La interacción con estas sustancias podría provocar en casos muy graves el llamado síndrome serotoninérgico, donde el exceso de serotonina puede provocar convulsiones, insuficiencia respiratoria, coma e incluso la muerte.