Durante “La Plaga de Justiniano” (Peste) los cristianos rezaban día y noche delante de estas reliquias, lugares e imágenes
lo largo de la historia de Roma, se sucedieron a través de los años distintos tipos de epidemias y pandemias. Estudios recientes aseguran que a la caída del imperio romano le ayudó mucho una de las pestes que más muertes ocasionó, la “Plaga de Justiniano”, más conocida como peste bubónica.
Esta peste se llevaba alrededor de 10.000 habitantes por día, y la ciencia no estaba tan avanzada como en nuestro tiempo. La gente dolorida, concretamente los cristianos, pedían ayuda a imágenes sagradas de Cristo, de la Virgen María, o rezaban día y noche delante de las reliquias más apreciadas de la fe, se realizaba largos peregrinajes y fue tan grande la fe de estas personas golpeadas por las distintas enfermedades, que sus sufridas voces fueron escuchadas.
Estas son algunas de las imágenes y lugares sagrados a los que la gente acudió con fe en la eterna Roma.
Escalera Santa y la Sanctun Sanctorum
“NON EST IN TOTO SANCTIOR ORBE LOCUS” (no existe en todo el mundo más santo lugar), es la inscripción que se encuentra en una placa de mármol en la capilla Sancta Sanctorum, que lleva el nombre gracias a la cantidad de reliquias que conserva. La capilla se encuentra arriba de la Scala Santa.
La Scala Sancta o Scala Pilati, es una escalera de 28 peldaños de mármol que pertenecían al palacio de Poncio Pilatos y como muchas de las reliquias sagradas de Jesús, fue traída a Roma desde Jerusalén por santa Elena.
Reliquias de Cristo en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén
Gran parte de la Cruz, fragmentos de la gruta de la Natividad y del Santo Sepulcro, la falange del dedo de Santo Tomás, el patíbulo del buen ladrón y dos espinas de la Corona de Jesús, son reliquias que se encuentran en esta basílica traídas a Roma desde Jerusalén por Santa Elena, la madre de Constantino en el año 325 d. C.
Castel Sant’Angelo
En el año 590 d.C. Roma fue devastada por la peste y el papa llamó a todo el pueblo en procesión para rezar por el fin de la terrible plaga. En ese momento el arcángel Miguel se apareció en la parte más alta del castillo con todo su esplendor. A la vista de todos el arcángel desenfundó su espada y este gesto fue interpretado por el papa como el anuncio del fin de la peste.
Inmediatamente después de la aparición la peste dejó de asolar Roma y el Papa para conmemorar este hecho hizo poner en lo alto del castillo la estatua del ángel en madera, sustituida a lo largo de los años hasta el actual hecho de bronce.
El Cristo milagroso en la iglesia de san Marcelo
La iglesia, entre la noche del 22 y el 23 de mayo de 1519, sufrió un violento incendio que la redujo completamente a cenizas. La gente, al amanecer, se acercó desolada a ver la trágica escena de escombros todavía humeantes. Allí encontraron el Crucifijo colgado en el altar principal providencialmente intacto, iluminado por la lámpara de aceite que, aunque arrugada por las llamas, todavía ardía a sus pies.Inmediatamente gritaron que era un milagro.
Pero este no fue el único milagro acontecido al Crucifijo. El siguiente se remonta al año 1522, donde una terrible plaga azotó tan violentamente la ciudad de Roma, que se temía que la ciudad perdiera completamente todos sus habitantes.
El Cristo fue llevado en procesión desde la iglesia hasta la basílica de san Pedro, una procesión que duró algunos días y cuando el Crucifijo regresó a su lugar la plaga cesó por completo y Roma se salvó de ser exterminada.
Virgen Salus Populi Romani
La Virgen Salus Populi Romani, como su nombre indica: “salvación del pueblo romano”, es la Virgen protectora de Roma, un icono bizantino que según la tradición dice que fue pintada por san Lucas.
La imagen se encuentra en la basílica Santa María Mayor y fue siempre venerada como imagen milagrosa. En el 593 papa Gregorio I llevó en procesión la Virgen para que cesara la peste que estaba asolando Roma en ese momento. En 1571, papa Pío V rezó al ícono para implorar por la victoria en la batalla de Lepanto. En 1837, papa Gregorio XVI rezó a ella para que pusiera fin a la epidemia de cólera. El 15 de marzo del 2020 papa Francisco rezó ante esta imagen para implorar el fin de la pandemia de COVID-19 que afecta al mundo.
La Virgen del Arco
Esta imagen se encuentra en el santuario más pequeño de Roma, puede albergar en su interior solo apenas 10 personas.
El 9 de julio de 1796, y durante varios días, movió prodigiosamente los ojos, fenómeno que tuvo numerosos testigos incluso en los días siguientes.
El hecho se confirmó por un proceso canónico de la autoridad eclesiástica (lo mismo sucedió con otras 25 “virgencitas”) y el lugar se volvió una meta de peregrinación y devoción. En aquella época el Estado Pontificio estaba amenazado por la fuerzas francesas, y este evento se interpretó como un mal presagio, confirmado alrededor de dos años después cuando Roma fue efectivamente tomada por las tropas de Napoleón.
Virgen de San Sixto o Virgen Abogada
Se encuentra en la iglesia de Santa María del Rosario en Monte Mario.
Del siglo VII, es uno de los ejemplos más antiguos del arte bizantino. La Aghiosoritissa, la Madre de Dios de la urna santa (aghia) (soros), hace referencia al santuario de Constantinopla, donde se guardaba la urna con el cinturón sagrado que pertenecía a la Virgen.
El ícono fue objeto de gran devoción porque también como a la Salus Populi Romani se considerado fue pintada por San Lucas.
El crucifijo que habló a san Camilo de Lelis
Actualmente este crucifijo se encuentra en la Iglesia de la Magdalena. En la época de san camilo, la cruz se encontraba en una habitación del hospital San Giacomo degli Incurabili. El santo junto a sus compañeros solían ir todos los días a rezarle. Alguien tuvo la imprudencia de quitarlo de la pared y colocarlo detrás de una puerta: un gesto que hirió profundamente a Camilo.
Pero Cristo acudió a consolarlo en sueños: esa misma noche, Camilo soñó que el crucifijo había sido separado de la cruz y, yendo a su encuentro, lo confortó: “No tengas miedo, continúa, ¡porque este no es tu trabajo, sino el mío!”.
Y así lo hizo a lo largo de su vida, Camilo dirigió sus oraciones a Cristo crucificado, y también le confió a los enfermos.
Santuario de la virgen de la Medalla Milagrosa
En 1842 en la Basílica de Sant’Andrea delle Fratte se produjo la única aparición certificada de la Virgen María en la ciudad eterna. Una bella mujer, reconocida como la Virgen de la Medalla Milagrosa, se apareció en el altar dedicado a San Miguel, al ateo de origen judío, Alphonse Marie Ratisbonne.
“Nunca leí una sola página de la Biblia: todo lo que sé es que, cuando entré a la iglesia, ignoraba todo, y cuando salí de ella, veía todo claramente”, estas fueron sus palabras después de lo sucedido. Ratisbonne decidió convertirse al catolicismo y bautizarse, más tarde se convirtió en sacerdote y partió a Palestina para convertir a judíos y musulmanes, murió santo el 16 de mayo de 1884.
El crucifijo milagroso en la basílica san Pablo extramuros
En 1349 santa Brígida estando de peregrinación a Roma fue a rezar a la basílica de san Pablo para pedir por la aprobación de parte del papa, de la Regla de una Orden religiosa que pretendía fundar.
Rezando a los pies de la cruz junto a su hija Catalina, Brígida en un momento entró en éxtasis. Recibió en ese momento revelaciones, que incluirían las “Quince Oraciones de la Pasión”, cuya devoción se extenderá ampliamente. Y milagrosamente, el Cristo de la cruz giró su rostro para donde estaba ella, animándola en su proyecto de la fundación.