LOS 7 COLORES DE LA LAGUNA DE BACALAR COMIENZAN A DESAPARECER POR TURISMO DESMEDIDO
A solo media hora de Chetumal, la Laguna de Bacalar es considerada un destino nacional emergente, impulsado en buena medida por el exceso de sargazo en el Caribe mexicano y los desarrollos turísticos que se amplían cada vez más desde el extremo norte de Quintana Roo, hasta la frontera con Belice.
El aumento de su popularidad como un destino alternativo en el sureste de México gracias a su singular laguna y su ubicación estratégica camino a Chetumal, han provocado en menos de un lustro que el número de viajeros aumente exponencialmente.
«UN TESORO QUE NO HEMOS SABIDO CUIDAR»
Este auge de la actividad turística, así como los desechos de la agricultura de la región que se vierten en la Laguna de Bacalar, son las principales causas de la destrucción de este ecosistema, el arrecife de bacterias más grande del mundo.
Luisa Falcón Álvarez, Maestra en Ciencias del Instituto de Ecología de la UNAM y fundadora del Laboratorio de Ecología Bacteriana, lleva más de una década estudiando la salud de las comunidades microbianas de la Laguna de Bacalar, el cuerpo de agua dulce más grande de la península de Yucatán.
Los resultados de las investigaciones de su equipo demuestran que la diversidad de comunidades bacterianas que dan vida a este ecosistema y mantienen su equilibrio, están desapareciendo y con ellas, los colores de la laguna:
“Es un tesoro del planeta que no hemos sabido cuidar; el turismo desordenado y la falta de tratamiento de aguas residuales están acabando con el arrecife bacteriano de agua dulce más grande del mundo”, explicó en un comunicado.
ESTROMATOLITOS: UNA RELIQUIA NATURAL DE HACE MILLONES DE AÑOS
El interior de la Laguna de Bacalar también es uno de los pocos hogares en el mundo de estromatolitos, estructuras orgánicas formadas por poblaciones bacterianas (especialmente cianobacterias), una auténtica reliquia natural viva que representa la evidencia más antigua de vida en la Tierra.
Los estromatolitos también fueron responsables de la oxigenación de la atmósfera hace al menos 3 mil 500 millones de años. Sin embargo, todo este patrimonio natural está en riesgo de desaparecer debido a la actividad humana incontrolada en la región.
“Cuando comenzamos a trabajar, el Canal Pirata tenía arrecifes de microbialitos y manglar, ahora es sólo una barra de sedimento; las lanchas que llegan y el movimiento de la gente han acabado con este sitio al provocar su erosión”, afirmó Falcón Álvarez.