Desde el pasado seis de agosto y, aparentemente, hasta ayer lunes, Meghan Markle, el príncipe Harry y su primogénito Archie habrían disfrutado de unos días de sol y descanso en la isla española de Ibiza, una estancia comprensiblemente marcada por la presencia de un fuerte dispositivo de seguridad y, asimismo, por el secretismo más absoluto a fin de garantizar tanto su protección como su intimidad.
Ha sido el portal de noticias Look el medio que ha dado a conocer los entresijos de esta “escapada secreta”, como el hecho de que la pareja real habría volado directamente desde el Reino Unido en avión privado -aterrizando en la isla pitiusa alrededor de las 12.30 de la tarde- o el refuerzo de su séquito habitual con cinco guardaespaldas españoles contratados a tal efecto.
La visita mediterránea del nieto de Isabel II y su familia les habría dado oportunidad además de celebrar por todo lo alto, pero con total discreción, el 38 cumpleaños de la antigua actriz, a pesar de que semejante efeméride tuvo lugar dos días antes de que los tres pisaran, supuestamente, tierras mediterráneas.
De la misma forma, Meghan habría tenido ocasión de practicar su castellano, un idioma que habla con fluidez tras pasar varios meses de trabajo en Argentina y el posterior viaje que realizó a España con unas amigas años antes de conocer al príncipe, durante los escasos días que ha pasado en Ibiza.
Sin embargo, por el momento no ha trascendido imagen alguna del matrimonio o de su pequeño ni tampoco el nombre del lujoso hotel que, a buen seguro, habrán escogido para sus ya finalizadas vacaciones ibicencas.