“NECESITAMOS UN FÁRMACO QUE MATE A LOS VIRUS, NO SOLO AL CORONAVIRUS, PORQUE VENDRÁN MÁS”
Por Lorena Sánchez Romero
“Necesitamos un tratamiento que destruya virus, no solo al coronavirus. Es evidente que vendrán más y esa sería la única manera de salvarnos».
José Manuel Lopez Nicolás me pide disculpas al otro lado del teléfono nada más empezar esta entrevista. “Disculpa que te hable con tanta pasión, pero es que esto es muy importante”.
Todos sabíamos que algo así podía pasar. Claro que lo sabíamos. Habíamos visto el zika, el ébola… Pero mirábamos para otro lado
Llevamos dos meses de aislamiento. Vivimos una pandemia. Han muerto muchos de los nuestros. “Y todos sabíamos que algo así podía pasar. Claro que lo sabíamos. Habíamos visto el zika, el ébola… Pero mirábamos para otro lado. Nos parecían cosas que les pasaban a otros, en África, lejos de nuestras casas. Pero el coronavirus nos ha dado de lleno”.
De lleno. Occidente está cerrado a cal y canto, y nos atenaza el miedo. Existe la posibilidad de que esto no se venza, de que tengamos que pasar el resto de nuestras vidas con mascarillas en los colegios, en cada nueva cita, en casa de nuestros padres y abuelos que ya siempre caminarán por el filo de la espada de Damocles.
José Manuel López Nicolas advierte que vendrán más. Y alza la mano, con la pasión que le mueve desde primera hora del día, para pedir que “investiguemos de verdad. No sólo un cortafuegos para poder vivir con el coronavirus, sino para encontrar un tratamiento que nos permita combatir virus, cualquier virus venidero. Un fármaco que revolucione la medicina de hoy”.
No es un sueño, ni un delirio. José Manuel López Nicolás sabe de lo que habla. Es catedrático de bioquímica en la Universidad de Murcia y lidera un grupo de investigación puntero a nivel internacional, una de las áreas del grupo de ‘Bioquímica y Biotecnología enzimática’.
¿A qué te refieres con que se están buscando solo cortafuegos contra el coronavirus?
“Primero hay que decir que buscar estos cortafuegos, como las vacunas, es importantísimo. Esto hay que hacerlo. Pero no podemos quedarnos ahí. Los científicos estamos apremiados para buscar soluciones urgentes, así que lo que se está haciendo es un reposicionamiento de fármacos. Fármacos que ya se sabe que medianamente funcionan para otras infecciones se dan ahora para este coronavirus. Como todo el mundo aprieta para que podamos dar algo, pues el camino rápido es ese, reposicionar fármacos. Pero esto no es solución, es solo eso, una respuesta rápida movidos por la urgencia de la situación.
¿No se cura ningún virus?
Mira lo que pasa con la gripe. Hemos encontrado el modo de vivir con ella. Se cobra un número de muertos que nos parece razonable año tras año (6.300 personas murieron la pasada temporada en España). Pero no la hemos vencido. Cada año hay que adaptar la vacuna a las distintas mutaciones y con eso, como dicen en Murcia, tiramos pa lante y no llegamos al final del camino. Nadie quiere invertir dinero para curarla. Nos quedamos ahí.
Es importantísimo hacer estos estudios. Pero no podemos quedarnos ahí. Esta vez tenemos que llegar al final
Hay casi 2000 ensayos clínicos en marcha a nivel mundial relacionados con el COVID-19. ¿Te has fijado en la cifra que te he dado? Nunca, en ningún momento, ha habido tantos ensayos para una enfermedad. Y, sí, todos ellos buscan cortafuergos. La eficacia de los antipalúdicos, los antivirales ya conocidos, el remdesivir… Es importantísimo hacer estos estudios. Pero no podemos quedarnos ahí. Esta vez tenemos que llegar al final.
¿Y qué es llegar al final del camino?
Buscar un tratamiento que destruya el virus directamente, que ataque su estructura.
¿Esa es la propuesta que has hecho desde tu grupo de investigación?
Así es. Nosotros hemos propuesto la búsqueda de un tratamiento que destruya la membrana lípida del coronavirus.
¿Cómo? ¿Cómo pensáis destruirle?
En mi grupo somos expertos en algo que se llama encapsulación molecular. Trabajamos con unas moléculas llamadas ciclodextrinas. Para que te hagas una idea, tienen forma de anillo, son como dónuts, con un agujero en medio. Esta estructura permite que “encapsulemos” lo que queramos. Llevamos muchos años trabajando en ello, y tiene muchas utilidades. En perfumería, por ejemplo, si encapsulas las moléculas responsables del aroma harás que se liberen más despacio y el perfume dure más. Las usamos mucho en nutrición, por ejemplo para encapsular a los lactobacillus y que lleguen al intestino sin ser destruidos. Y hay una línea muy importante que tiene que ver con la liberación de fármacos. Tú puedes encapsular dentro de la ciclodextrina el principio activo, meterlo dentro, y hacer que se libere cuando y donde quieras, e incluso introducir más principio activo del que podrías dar en una dosis normal.
¿Cómo proponéis utilizar vuestras encapsuladoras contra el coronavirus?
Llevamos años trabajando con los mismos principios activos que llevan algunos fármacos de los que ahora se dan contra el coronavirus. Una de nuestras propuestas es encapsularlos. Con este sistema podríamos aumentar la cantidad de fármaco que llegaría al coronavirus. A mayor cantidad de principio activo, mayor efectividad. Al estar dentro de la cápsula, además, evitas mucho su degradación por temperatura, PH etc
Pero esto parece otro cortafuegos, ¿no? ¿Dónde está el arma para matar virus a discreción?
Hay otra línea de investigación propuesta. Se trata de utilizar las ciclodextrinas (los dónuts, para que nadie se pierda), para encapsular la membrana lípida del coronavirus. En este caso no se trata de meterle algo, sino de quitarle algo.
¿Algo así como un comecocos?
Sí, algo así. Si le quitas esa membrana lípida al coronavirus le desestabilizas y pierde su capacidad infectiva. Esta es la idea, la hipótesis en la que basaremos nuestro trabajo.
¿Habéis probado algo así en humanos?
La usamos para tratar a niños que padecen la enfermedad de Niemann-Pick (es una enfermedad rara, con una prevalencia de un caso por cada 150.000 nacimientos y que solo concede una esperanza de vida de cinco o seis años).
Estos niños nacen con dos genes dañados, el NPC1 y NPC2. Son genes que forman las proteínas responsables del transporte de lípidos por el cuerpo. Si esa proteína no se produce, los límpidos se acumulan donde no deben. Y también se acumulan en el cerebro. No hay nada que pueda quitar el colesterol acumulado en el cerebro de estos chicos. La solución ideal sería reparar sus genes, pero hasta que esta posibilidad llegue, mi tratamiento es algo que les permite vivir mejor. Les inyectamos ciclodextrinas y literalmente barremos el colesterol acumulado en el cerebro. Es un tratamiento huérfano, es decir, solo podemos usarlo por la situación extrema que tienen estos niños.
Y estas moléculas, ¿sólo se llevarían al virus o podrían atacar otras células importantes?
Las ciclodextinas son poco específicas. Esto significa que no solo capturan el colesterol, o la membrana lípida, encapsulan cualquier cosa de naturaleza lipofílica. Por eso de momento solo podemos usarla como medicamento huérfano con los niños afectados por Niemann-Pick. Estamos usando artillería, disparando con todo, porque en este caso lo que se pueda llevar por medio no importa tanto.
¿Qué se podrían llevar a su paso?
Pues vitaminas liposolubles, por ejemplo, y cualquier ácido graso necesario para la estructura de la membrana de las células. También es importante determinar la toxicidad de la molécula. El daño que puede causar
Así que tienes mucho trabajo por delante…
Claro, años de investigación. Tenemos que trabajar para diseñar moléculas a medida. Nosotros no podremos dar una respuesta mañana, y la emergencia es para pasado mañana. El 90% de la inversión en investigación hoy se pone en dar respuestas Ya, y cuando estos tratamientos lleguen, nadie apostará por una respuesta que acabe definitivamente con los virus. Y así, cuando llegue otro, tendremos el mismo problema que ahora, porque no habremos llegado al final de la carrera.
¿Y vuestro fármaco podría ser definitivo, para el coronavirus y para otros virus?
Esta aproximación serviría para el coronavirus y otros virus ahora desconocidos. Si tenemos una batería de ciclodextrinas ensayadas, y dispuestas para poder usarlas, cuando llegue un nuevo virus solo tendríamos que utilizar la que mejor se ajuste a su estructura. No tendríamos que empezar de cero como ocurre ahora. No hay nada hoy que destruya virus, ni el coronavirus ni ningún otro y tenemos que convencer a la sociedad para que se apueste por fármacos definitivos que acaben con este y con los próximos que vendrán.
En estos momentos la sociedad tiene mucho miedo a que pueda venir otro. La deforestación, el deshielo, la cercanía a otras especies… Hay un temor popular a que esto del coronavirus puede volver a ocurrir incluso con más virulencia, quizá eso favorezca que se apueste por buscar una solución definitiva, algo que, por fin, nos permita ganar la batalla contra los virus, aunque sea caro y a muy largo plazo
Es cierto. No lo había pensado. Yo siempre digo una cosa, y es que el miedo vende. Todos estos alimentos que se venden con la etiqueta Sin (sin transgénicos, sin aditivos, sin etc) venden precisamente por el miedo de la gente. La gente no sabe si es bueno o malo lo que no llevan, pero, por si acaso, lo compran. En este caso, es cierto, por primera vez el miedo puede ayudar.
(Via: Quo/ Ciencia)