¡EUREKA! O POR QUÉ TENER UNA IDEA BRILLANTE ES COMO TENER UN ORGASMO
Por Tess H. Santacreu
Que se te encienda la bombilla y encuentres la solución a un problema puede ser igual de placentero que un orgasmo, pero no para todo el mundo
Aunque a todos nos resulte gratificante tener una idea genial que resuelva un problema, a algunas personas les produce un placer tan intenso como un orgasmo. Otras sensaciones similares en el cerebro se asocian a calmar la sed, comer alimentos muy sabrosos o consumir sustancias adictivas.
Hay personas tienen una mayor sensibilidad a las recompensas, es decir, funcionan mejor cuando hay algo que ganar. En cambio, a otras no les motiva tanto obtener una recompensa a su esfuerzo.
Los resultados del estudio del Yongtaek Oh y John Kounos del departamento de psicología de la Universidad de Drexel (Filadelfia), indican que cuando las personas están motivadas por obtener una recompensa, el placer de decir ¡Eureka!, es decir, encontrar la solución a un problema con una idea creativa, es mucho mayor.
Según los investigadores, esta sensación intensa de placer podría haber impulsado la evolución de la creatividad en el ser humano a lo largo de la historia de la especie.
En el estudio participaron 44 voluntarios, 19 mujeres y 25 hombres. Todos debían resolver distintos anagramas: encontrar palabras a partir de letras desordenadas, como en el juego de Scrabble. Mientras trabajaban en la solución se analizó su actividad cerebral mediante un electroencefalograma (EEG), con pequeños electrodos pegados al cuero cabelludo.
Cada vez encontraban la solución al anagrama debían pulsar un botón que tomaba una instantánea de su actividad cerebral. En la segunda parte del estudio los participantes rellenaron un cuestionario para medir su grado de sensibilidad a las recompensas.
Quienes tenían un alto grado de sensibilidad a la recompensa mostraban en el momento ¡Eureka! un aumento de ondas gamma de alta frecuencia en la corteza orbitofrontal. Esta es la región del lóbulo frontal del cerebro relacionada con la recompensa. En cambio, en los participantes menos sensibles, esta zona registraba tanta actividad.
En la animación presentada con el estudio podemos ver a la izquierda la actividad cerebral de los participantes más sensibles a la recompensa, y a la derecha la de aquellos con menor sensibilidad. En la izquierda se aprecia una mayor actividad de ondas gamma en el momento en que se enciende la bombilla.
«Esta señal de recompensa relacionada con la perspicacia puede ser una manifestación de un mecanismo evolutivo adaptable para reforzar la exploración, la resolución de problemas y la cognición creativa”, concluyen los autores.
(Via: Quo/ Ser Humano)