EN LA RUTA DE ESTE A OESTE, TODOS LOS DÍAS LOS GIRASOLES PERSIGUEN AL SOL. LA CIENCIA SUGIERE UNA EXPLICACIÓN CONTUNDENTE. Cuenta la leyenda que, en la Antigua Grecia, una ninfa joven del mar se enamoró de Apolo, dios de la Belleza y del sol. Como hija de Poseidón y Tetis, señores de los océanos, podía pasear con libertad sobre la línea de costa, siguiendo los pasos de Apolo por el firmamento a lo largo del día. De este a oeste, se desgastó los pies al caminar largas horas sobre la arena. El dios del sol nunca le hizo caso. Sin embargo, la ninfa salía …
