ÁRBOL DE NAVIDAD ARTIFICIAL O NATURAL: ¿QUÉ ES MEJOR PARA EL AMBIENTE?
EL MUNDO SE DIVIDE ENTRE QUIENES ELIGEN UN ÁRBOL DE NAVIDAD ARTIFICIAL Y UNO NATURAL, PERO ¿CUÁL ES LA MEJOR OPCIÓN PARA EL AMBIENTE?
Menos de un mes nos separa de Navidad y una de las discusiones más relevantes de la temporada nos espera a la vuelta de la esquina: ¿comprar un árbol de Navidad artificial o hacerse de uno natural?
Hace algunas décadas, cuando aparecieron los primeros árboles artificiales de plástico, el debate parecía zanjado definitivamente, basado en un principio que parecía lógico para cualquiera: cortar un árbol es terminar con la vida de un ser vivo que tardó años en crecer y que contribuye a mejorar el oxígeno que respiramos, además de mantener el equilibrio ecológico y disminuir la huella de carbono.
Sin embargo, a pesar de que se trata de una premisa correcta, el razonamiento anterior no tomaba en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero que conlleva la producción de plástico, además de la imposibilidad de reciclar este material y su lenta degradación en el ambiente (más de 150 años).
NATURAL O ARTIFICIAL: ¿CUÁL ES LA HUELLA DE CARBONO DE CADA UNO?
Los árboles de Navidad artificiales están hechos de plástico, comúnmente de policloruro de vinilo (PVC) o polietileno. Más del 85 % están elaborados en China, Taiwan y otros países del sureste asiático, de modo que su fabricación y transporte implican como mínimo la emisión de 40 kg de CO2 a la atmósfera.
Los árboles naturales son biodegradables y además de emitir un mínimo de CO2 (3.5 kg), absorben los gases de efecto invernadero a lo largo de su vida y durante algunos días en los hogares; sin embargo, que su huella ecológica se mantenga baja depende enteramente de su destino final: si se utilizan como composta, se reciclan para una carpintería o se utilizan como leña, su huella se mantiene, pero si terminan descomponiéndose en un vertedero, su emisión aumenta a 16 kg por cada árbol.
No obstante, algunos estudios más críticos apuntan que la ventaja ecológica de los árboles naturales se reduce cuando se toman en cuenta los fertilizantes, pesticidas, el agua y el combustible utilizado para su crianza y transporte.
Con las cifras anteriores, se estima que un árbol de Navidad artificial debería ser utilizado durante unos 12 años para nivelar su huella de carbono respecto a un árbol artificial. Además, mientras que el policloruro de vinilo (PVC) o polietileno no suelen ser reciclables y tardan siglos en descomponerse, la mayoría de ciudades cuenta con programas para reciclar árboles naturales.
Por lo tanto, tomando en cuenta todos los factores y hablando en términos estrictamente ecológicos, la opción más sustentable es hacerse de un árbol natural.
Sin embargo, ningún árbol natural vale la pena si ha sido talado ilegalmente y contribuye a la deforestación. Si tu opción es un árbol de Navidad natural, asegúrate de que provenga de un sitio con permisos para talar y comercializar árboles.
En términos de sustentabilidad y responsabilidad social, los árboles naturales también son los ganadores: la mayoría de ellos provienen de criaderos de comunidades forestales, cuyo principal ingreso es la venta de árboles de Navidad.
Además del olor, la practicidad o el tamaño, otro de los criterios de elección es el precio de cada uno: mientras que los árboles artificiales son cada vez más sofisticados y pueden incluir luces LED o motores giratorios que incrementan su costo drásticamente, los árboles naturales suelen ser más baratos, salvo casos excepcionales donde superan los tres metros de altura
(Via: Muy interesante)