Entre los edificios coloniales y moderna arquitectura se esconden todavía muchos tesoros del pasado prehispánico de la ciudad. Descubre las pirámides que hay en la CDMX y que debes conoce
La Ciudad de México guarda muchos vestigios prehispánicos sobre sus calles (y debajo de ellas). Tras más de 500 años de la caída de Tenochtitlán, aún se conservan muchos edificios de nuestro pasado. Es posible que aún se encuentren numerosos tesoros escondidos esperando a ser descubiertos.
Mientras eso sucede, te proponemos visitar algunas ‘pirámides’ (más bien templos escalonados o estructuras prehispánicas) sin salir de la Ciudad de México.
Templo de Ehécatl
Probablemente has visto esta curiosa construcción dentro de la estación del Metro Pino Suárez, de la línea 2, en el centro de la CDMX. De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura, se trata de la zona arqueológica más pequeña de todo el país. Pero no te dejes engañar. A pesar de ser una estructura piramidal relativamente pequeña (10.5 metros de altura), su importancia histórica es de gran valor para comprender cómo vivía la sociedad mexica.
(Foto: Archivo El Universal)
Es un templo dedicado Ehécatl, dios del viento. Data del año 1,400 d.C. Logró sobrevivir siglos escondida, hasta la construcción de la línea 2 del Metro en los años sesenta. Los arqueólogos estiman que la pirámide formaba parte de un gran complejo ceremonial localizado sobre la Avenida José María Izazaga. Contaba con un gran patio, escalinatas, habitaciones y grandes muros que daban a un corredor hacia a la antigua calzada de Iztapalapa.
Gran basamento Circular en Cuicuilco
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Cuicuilco significa en lengua náhuatl “lugar de cantos o ruegos”. Los expertos aseguran que este sitio, al sur de la ciudad, sobre la Avenida de los Insurgentes y a un costado de Plaza Inbursa, fue el primero en construirse en toda Mesoamérica.
La estructura más llamativa es el Gran Basamento, una estructura circular de 110 metros de diámetro y 25 de altura. El inmenso templo está construido con bloques de andesita sin labrar de más de 30 kilos.
(Foto: TJ DeGroat. Flikr. Creative Commons)
El INAH estima que esta singular estructura se construyó entre el 800 a.C. y el 150 d.C. El proceso fue a través de una serie de ampliaciones sucesivas por generaciones de escultores. En la pirámide se han encontrado representaciones del dios viejo del fuego, así como indicios de que esta civilización nahua ya había establecido un calendario con base en el movimiento del sol. El fin llegó cuando la erupción del volcán Xitle destruyó esta ciudad.
Si no llevas auto, puedes llegar en Metrobús al Espacio Ecológico Cuicuilco. Toma la línea 1 y bájate en la estación Villa Olímpica. La entrada es gratuita.
Templo en el Cerro de la Estrella
En la cima del Cerro de la Estrella, en la alcaldía Iztapalapa, se encuentra este sitio arqueológico con una pequeña estructura piramidal. Los indígenas llamaban a este sitio “Huizachtepetl”, un lugar de suma importancia ya que ahí se celebraba cada 52 años la ceremonia del Fuego Nuevo o “atadura de años” (xiuhmolpilli), con el fin de regenerar el tiempo y al Sol.
(Foto: Archivo El Universal)
De acuerdo con las crónicas de conquistadores como Bernardino de Sahagún, este lugar fue habitado inicialmente por chichimecas, entre el 900 y el 1300 d.C. Más tarde, los mexicas aumentaron su influencia hasta esta zona, desde donde resguardaban y vigilaban su capital gracias a la altura del cerro. Todavía hoy en día puedes disfrutar de una impresionante vista desde lo alto de la pirámide.
Pirámide del cerro de Mazatepetl
Este templo se ubica en lo alto del Cerro Judío en la Alcaldía Magdalena Contreras, dentro del Parque Ecoarqueológico Mazatepetl-Tortuga-Jaguar. La fecha de construcción de esta pirámide es del año 1200 aproximadamente. Según información de la alcaldía, su arquitectura muestra rasgos de un sincretismo de varias culturas prehispánicas.
Foto: mcontreras.gob.mx
Los arqueólogos creen que la pirámide truncada es la representación de un ocelote-tortuga, un animal sagrado relacionado con el ‘señor del monte’ y Xiuhtecuhtli (dios del fuego).
También, desde la cosmovisión prehispánica, la tortuga es una representación de la constelación de Orión que se puede ver desde lo alto de este cerro en las noches despejadas.
Templo Mayor
Para cerrar este recuento, no podía faltar el emblemático Templo Mayor, a un costado del Zócalo capitalino, en el corazón de la Ciudad de México. Se trata de las ruinas de un centro ceremonial. Según el INAH, la gran estructura llegó a alcanzar más de 45 metros de altura. En sus numerosas cámaras se encontraban altares para adorar a Huitzilopochtli y Tláloc.
Tras la Conquista, los restos de este gran lugar quedaron ocultos, bajo las construcciones virreinales. En 1978, nuevamente salieron a la luz, durante la construcción del Metro.
(Foto: Vanessa Pérez)
(Vía: El Universal)