El pueblo de México en donde limpian los huesos de los muertos
Los rituales tradicionales de Día de Muertos en nuestro país son muy variados y más de uno deja sorprendidos a quienes no forman parte de la comunidad donde se realizan. Una de las tradiciones que más impacta a locales y extranjeros es la que se lleva a cabo en un pueblo del estado de Campeche, donde cada año se exhuman los huesos de los muertos para limpiarlos y así honrar su memoria.
Además de limpiar los huesos, en esta localidad se depositan los restos de los difuntos en una caja de madera envueltos en un manto blanco y se colocan en un osario, con el fin de sentir una mayor cercanía con los seres que terrenalmente ya no se encuentran con nosotros.
Foto: Martín Zetina. cuartoscuro.com
Las tradiciones de Día de Muertos en la Villa de Pomuch
El lugar exacto donde se lleva a cabo el ritual de limpiar los huesos de los muertos es Villa de Pomuch, en el municipio de Hecelchakán, en el estado de Campeche, México.
La limpieza de los huesos no se lleva a cabo únicamente durante el 1 y 2 de noviembre, sino que este rito comienza a partir del 25 de octubre, fecha en la que tradicionalmente se colocan las ofrendas dentro de esta comunidad.
Foto: Unsplash
Para la limpieza de los huesos se utilizan herramientas, como brochas y trapos, y en el ritual participan los familiares de los difuntos, sus allegados y en ocasiones algunos sepultureros.
El ritual de la limpia de los huesos de los muertos
Es curioso como la comunidad de Villa de Pomuch está exenta de la regulación del Poder Judicial relacionada con la exhumación de los huesos de los muertos.
Y es que los miembros de esta comunidad tienen permitido sacar anualmente de su tumba los huesos de sus difuntos, siempre y cuando posean el acta de defunción y una constancia expedida por el gobierno municipal.
Después de la exhumación, los integrantes de la comunidad proceden a hacer la limpia de los huesos, dejándolos libres de cualquier rastro de polvo e insectos.
Foto: Unsplash
Posterior a la limpieza, los restos son colocados en telas generalmente de color blanco con nombres y flores bordadas, y se envuelven de manera que quedan totalmente cubiertos para ser colocados en osarios con un área, por lo general, de 30 por 60 centímetros.
Los osarios donde son colocados los huesos limpios, con respeto y cariño, son adornados con flores naturales y algunas veladoras para iluminar el camino del difunto.
Cabe mencionar que esta tradición se cumple únicamente pasados los 3 años de la muerte de la persona cuyos restos serán limpiados. Antes de cumplido ese plazo, los huesos permanecen en una bóveda sellada.
Foto: Maira Tulia. cuartoscuro.com
Esta tradición, procedente de la cultura maya, fue nombrada en 2017 como Patrimonio Cultural del Estado de Campeche y representa un vivo interés por recordar a quienes partieron de este mundo.
Sin duda, esta peculiar tradición nos recuerda las infinitas maneras de conmemorar a nuestros muertos y nos ayuda a repensar el valor de las tradiciones milenarias de las comunidades originarias de México.
(Vía: El Universal)