Prepara un pastel de queso fresco, según la receta de la abuela
Si piensas que no hay nada peor que un día frío, permítenos decirte que estás equivocado, porque sí lo hay y esto es un día muy frío sin nada que comer, ni un postre para que se te quite el antojo. Eso es lo verdaderamente espeluznante, particularmente, porque la verdad es que los postres sí que nos alegran el día y nos reconfortan el alma con su sabor, porque la verdad es que los pasteles son la definición de amor.
Este otoño o invierno, te invitamos a decir no a los crush y sí a un crunch, pero de pastel, porque es la primera mordida la que te conquista con esa variedad de sabores que sólo un postre te puede dar. Y es que si hay algo cierto eso es que la pasamos mejor con un pastel, que con un montón de malas citas, que muchas veces ni a cena llegan. Por esta razón, creemos que no hay mejor tiempo invertido, que el que usas para hacer el último tiempo de un menú.
Y en medio de las miles de recetas que existen en internet, los libros y un larguísimo etcétera, lo cierto es que hay unas que siempre tendrán su lugar en nuestro corazón. Se trata nada más y nada menos, que de aquellas que probamos alguna vez en casa de nuestra abuelita. Sobre todo, porque las recordamos con mucho cariño y en nuestra memoria quedaron los buenos ratos que pasamos junto a ella comiendo postres particulares.
¿Cómo puedes hacer tu tarta de queso?
No hay nadie con más amor que nuestra abuelita y con ese mismo sentimiento cocinaba para nosotros, que recibíamos sus platillos con singular alegría, sobre todo cuando era nuestro cumpleaños, santoral, fecha importante o cualquier día que hubiera cariño e inspiración, porque la verdad es que la familia siempre va a llenar un importante espacio en nuestro corazón, porque es de donde venimos y el primer contacto social.
Por eso, hoy hemos decidido compartir contigo una exquisita receta para que prepares en la comodidad de tu casa y le regales a las personas con quien vives, un bocado de amor, dulzura y apapacho en estos tiempos, que aunque ya se relajaron un poco, siguen siendo difíciles para muchos, porque ha habido un montón de pérdidas tanto físicas, como emocionales desde nuestros familiares, hasta nuestros amigos.
Se trata de una deliciosa tarta de queso fresco con cobertura de fresa y sabemos que te recordará a tu abuelita y que te va a encantar. Es exquisita con leche bien fría, pero también se lleva de maravilla con la canela caliente, el cafecito o cualquier otro té. No te decimos que con chocolate, porque este es un postre muy dulce, pero verás que cuando lo hagas, ni extrañarás esta última bebida, que seguro además ya bebiste hasta el cansancio con las festividades pasadas.
Ingredientes
- 400 gramos de queso fresco
- 175 gramos de azúcar
- 50 gramos de mantequilla
- Unas 25 galletas de vainilla
- – 6 huevos grandes
¿Cómo se prepara?
- Unta el molde que vas a usar con un poco de mantequilla fundida, tanto por la base como por las paredes. Después, rocía un poco de harina encima.
- Tritura las galletas muy bien, con una picadora o como prefieras hacerlo, y mézclalas con la mantequilla, que debe estar blandita.
- Mezcla la mantequilla y las galletas, ya que te costará menos esfuerzo y conseguirás una masa mucho más homogénea.
- Coloca la mezcla en el fondo del molde y aplástala con ayuda de una cuchara o algo, cubriendo el molde al completo con un grosor medio centímetro más o menos.
- Por otro lado, monta las claras, separadas de las yemas previamente, al punto de nieve con un poco de azúcar. Bate muy bien y enérgicamente.
- Las yemas que nos quedan las vamos a mezclar junto al queso fresco y el azúcar, para lo que es recomendable usar la batidora.
- Al acabar agrega las yemas a las claras montadas con cuidado, y echamos todo lo anterior sobre la base de galletas que habíamos preparado.
- Precalientas el horno a unos 180ºC y metemos el molde cuando haya alcanzado esa temperatura, para hornear la tarta durante unos 40-45 minutos, comprobando que el interior está bien hecho antes de sacar la tarta del horno.
- Una vez saques la tarta la dejamos templar un poco antes de desmoldarla, y la dejas enfriar del todo sobre una base de rejillas.
- Cuando esté bien fría, adórnala con mermelada del sabor que se prefiera, para darle un toque más de sabor y vistosidad.
(Vía: El Heraldo de México)
